Por Karen Garzón – Sherdek
Este domingo se llevan a cabo las elecciones presidenciales en Colombia para escoger a las dignidades a la presidencia y vicepresidencia para el periodo 2022-2026. Su importancia radica en que es la primera vez que una candidatura de centro izquierda podría ganar los comicios en un país donde tradicionalmente ha gobernado la centro derecha.
De acuerdo al sistema electoral colombiano, la fórmula ganadora deberá obtener la mitad más uno del total de votos válidos para obtener el triunfo en primera vuelta. En caso de que esto no ocurra, la segunda vuelta se realizará el 19 de junio con la participación de los dos binomios más votados. Hasta el momento, las encuestas de opinión ubican a Gustavo Petro y Francia Márquez (Pacto Histórico) en el primer lugar con un apoyo que superaría el 40%; seguido de Federico Gutiérrez y Rodrigo Lara (Equipo por Colombia) con alrededor del 21%; y, Rodolfo Hernández y Marelen Castillo (LIGA) con el 19%. Esto supondría una posible segunda vuelta. La gran pregunta es ¿cuál de estas dos ultimas candidaturas será la que pase al ballotage con Petro y Márquez?
En este proceso electoral existen algunos hechos que han marcado la agenda entre ellos: 1) la dura campaña presidencial marcada por amenazas a las candidaturas presidenciales quienes realizaron su cierre de campaña con un fuerte resguardo de la fuerza pública; 2) la retirada de dos candidaturas a la presidencia (Ingrid Betancourt y Luis Pérez) quedando 6 de 8 binomios; y 3) el llamado Pacto Histórico cuenta con la mayor bancada del Senado que, en caso de una virtual victoria, le ayudará en la gobernanza, pero será insuficiente para lograr mayoría por lo que le tocará buscar alianzas con las fuerzas que se le oponen.
Lo cierto es que quien ocupe la silla presidencial el próximo 7 de agosto deberá hacer frente a una serie de problemáticas económicas, políticas y sociales que resaltaron en las protestas de finales de 2019 y principios de 2020 y que se han ahondado con la pandemia de la COVID-19. A esto se suman problemas generales como la corrupción, conflicto armado, desempleo, implementación del acuerdo de paz, entre otros. Colombia transita así, entre la continuidad de gobiernos marcados por un signo de derechas y una alternativa inédita de cambiar diametralmente la orientación política de las últimas décadas.
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