Por Fabricio Vela
“The Hangover” es el nombre de una de las comedias más vistas de los últimos tiempos. Refiere las aventuras de tres amigos que despiertan con un chuchaqui brutal y que no recuerdan absolutamente nada de lo que ocurrió la noche anterior.
Un día después de los episodios que desembocaron en la elección de las autoridades de la nueva Asamblea Nacional, con total seguridad los líderes del Partido Social Cristiano (PSC) y la alianza Unión por la Esperanza (UNES) deben estar pasando un chuchaqui tremendo, cuya resaca, sin duda, les va a durar varios días.
Hasta antes de las 10h00 del viernes 14 de mayo, ambos sectores políticos daban por descontado que estaba listo un entendimiento político para elegir al socialcristiano Henry Kronfle como Presidente de la Asamblea, y a Paola Cabezas, del correísmo, como Primera Vicepresidenta; sin embargo, entre los dos grupos sumaban 67 asambleístas, cuando se requería al menos 70 para la elección de autoridades, y aún estaba pendiente de negociación la suerte de la Segunda Vicepresidencia.
Aquí, entonces, comenzó el juego de la política a partir de expectativas y especulaciones: los 12 votos de CREO; los de varios de los 13 asambleístas considerados independientes; o hasta un eventual desgrane en sectores como Izquierda Democrática y Pachakutik (el asambleísta de PK Omar Cevallos se había declarado independiente días atrás).
Sin embargo, 24 horas antes, César Rohón, empresario, asambleísta constitucional en Sangolquí, asambleísta constituyente en Montecristi, reelegido para este período y muy cercano a Jaime Nebot, hizo públicas sus diferencias sobre el contenido de la alianza entre el PSC y UNES, advirtiendo que “hay líneas rojas que no se pueden negociar”, y dejando abierta la posibilidad de separarse de su partido, cosa que finalmente ocurrió cuando el PSC emitió un duro comunicado en el que criticó su conducta y ratificó la nominación de Kronfle como candidato a la Presidencia.
Aún con este detalle, PSC y UNES pusieron en marcha el plan: propusieron a Kronfle como candidato, pero solo alcanzó 68 votos de los 70 que necesitaba; tampoco lograron la reconsideración de esa votación, evidenciando que no consolidaron las negociaciones con otros sectores políticos.
Tras ese fracaso, comenzaron intensos cabildeos en la búsqueda de los 2 votos que faltaban, mientras CREO, Pachakutik e Izquierda Democrática hacían lo propio, y en medio, los apetecidos independientes. Pero el mismo viernes, los intentos fueron vanos: Pachakutik propuso sin éxito la candidatura de Salvador Quishpe, y CREO, la de Rina Campain. Sin acuerdos, y pese al pedido del asambleísta de Pachakutik Ricardo Vanegas, de disponer un receso hasta el lunes, “porque tenían hambre y cansancio”, la sesión fue convocada para las 15h00 del sábado.
¿Qué pasó entre las 19h00 del viernes, cuando se suspendió la sesión, y las 15h55 del sábado, cuando se la reinstaló?
El PSC insistió en mocionar la candidatura de Henry Kronfle, desatando una discusión jurídica en torno a la supuesta imposibilidad de volver a mocionar ese nombre, porque ya fue votado y reconsiderado, y en ambos intentos no logró los votos necesarios. Pese a la presión de su propia bancada, Pierina Correa, quien dirigía la sesión, no dio paso al pedido socialcristiano, bloqueando de forma definitiva la nueva votación para Kronfle, tras lo cual Pachakutik propuso la candidatura de su asambleísta por Orellana, Guadalupe Llori, quien sorpresivamente alcanzó 71 votos para ser elegida Presidenta de la Asamblea Nacional, con el respaldo de CREO, Izquierda Democrática, Pachakutik y la mayor parte de los independientes.
¿Estaba en los presupuestos? En absoluto, pero la elección de Llori fue el primer paso de una operación política que ya no tuvo tropiezos, y que permitió elegir a Virgilio Saquicela, del movimiento Democracia SÍ, como Primer Vicepresidente, en representación de los “independientes”, y a Bella Jiménez, de Izquierda Democrática, Segunda Vicepresidenta.
Después, un receso inicialmente anunciado por 30 minutos, que se prolongó por casi 3 horas, y para dar paso a la integración del Consejo de Administración Legislativa (CAL), con Darwin Pereira, de Pachakutik; Nathalie Arias, de CREO; Rony Aleaga, de UNES; y Johanna Moreira, de Izquierda Democrática, dejando totalmente fuera a los socialcristianos, que se convirtieron en los grandes perdedores de la jornada, porque, para relegarlos del CAL, CREO se registró administrativamente como bancada, junto a varios independientes, para formar el bloque del Acuerdo Nacional (BAN).
Con esta distribución, Pachakutik e Izquierda Democrática, con 4 vocales (Guadalupe Llori, Darwin Pereira, Bella Jiménez y Johanna Moreira) alcanzaron el control del CAL, organismo que maneja todas las decisiones administrativas de la Asamblea Nacional, califica el trámite de proyectos de ley y es el primer filtro para los procesos de fiscalización y control político.
Se entiende que la misma lógica de esta mayoría política se manejará para la distribución de las 15 Comisiones Legislativas, sobre las cuales Pachakutik pretende presidir 5 de ellas, las consideradas más importantes, según anunció su coordinador nacional, Marlon Santi. ¿El correísmo tendrá chances reales de tener la presidencia de alguna de ellas? A priori, en cambio, lo más seguro es que aquí también el PSC vuelva a ser relegado.
Armada la distribución y funcionamiento administrativo de la Asamblea, Guillermo Lasso jurará como Presidente de la República el 24 de mayo, y aquí la pregunta del millón: ¿Esta es una alianza de largo aliento, para “garantizar la gobernabilidad” y coexistencia entre el gobierno y la Asamblea? ¿O es un acuerdo netamente coyuntural para elegir autoridades legislativas, y nada más?
La respuesta es incierta, porque mientras la presidenta Guadalupe Llori habló de gobernabilidad y hasta agradeció en su discurso a Guillermo Lasso por los votos de CREO para su elección, su coideario Salvador Quishpe, cabeza visible de Pachakutik, advirtió que este acuerdo político era solo para destrabar la elección de autoridades de la Asamblea: “de ahí a decir que hay una alianza para estar todo al servicio del gobierno, esto no es así”, y aquí surgen múltiples incógnitas: ¿Cuál va a ser la relación formal de Pachakutik con CREO? ¿Qué va a pasar cuando el gobierno envíe proyectos económicos a la Asamblea? ¿Cómo se manejarán las visiones antagónicas de ambos sobre los temas bancarios, petroleros o mineros?
Las dudas son múltiples, y se comenzarán a despejar seguramente cuando pase la resaca.