OPINIÓN PORTADA

Rol Empresarial en Política y Gestión del Entorno Público | Opinión

Por: Alejandra Rivas Mantilla y Claudio Ramírez

I. Introducción

En un contexto de inestabilidad política, polarización social e incertidumbre económica, el empresariado latinoamericano enfrenta el imperativo de redefinir su rol en la esfera pública.

Los recientes acontecimientos en países como Chile y Ecuador evidencian que ya no es sostenible una actitud de neutralidad o de defensa pasiva de intereses particulares. El sector privado debe asumir un papel más propositivo, involucrándose activamente en la construcción de sociedades más inclusivas, resilientes y sostenibles.

La capacidad de interpretar correctamente el entorno político, económico y social no es solo una ventaja competitiva, sino una necesidad estratégica. En escenarios como el ecuatoriano —marcado por tensiones institucionales y procesos electorales decisivos— la anticipación es clave para preservar legitimidad, relevancia y capacidad de incidencia.

II. Leer el Entorno y Anticipar para Gestionar el Futuro

La tentación de adoptar una postura de espera frente a la volatilidad del entorno puede resultar fatal. En Ecuador, esta inercia puede traducirse en una desconexión irreversible con los stakeholders, en especial si se percibe al sector privado como indiferente o replegado.

Esta misma dinámica ha sido observada en Chile, donde se ha consolidado la necesidad de un diálogo genuino y sostenido como base para políticas públicas eficaces e inclusivas.

El empresariado que comprende su entorno, anticipa sus movimientos y actúa con visión de largo plazo, tiene mayor capacidad de influir en las decisiones que afectan tanto su operación como el desarrollo del país.

III. Proactividad Empresarial: De la Reacción a la Construcción Activa

Las crisis no avisan. Pueden tomar la forma de regulaciones adversas, conflictos sociales, cuestionamientos éticos o demandas ambientales. No gestionarlas de manera proactiva erosiona la confianza de los grupos de interés y compromete la sostenibilidad del negocio.

La gestión estratégica del entorno exige actuar antes de que el daño ocurra. Implica identificar riesgos emergentes, desplegar respuestas oportunas y demostrar un liderazgo comprometido con el bienestar colectivo.

El silencio o la pasividad no solo debilitan la reputación, sino que reducen dramáticamente la capacidad de incidir.

IV. El Diálogo como Pilar Estratégico

La relación entre el empresariado y los gobiernos debe evolucionar desde la coyuntura hacia una lógica de relacionamiento continuo. Construir confianza exige conversaciones consistentes, sostenidas por argumentos técnicos, evidencia empírica y propuestas de valor público.

En Ecuador, el empresariado debe reconocer que la no intervención en la discusión pública es, en sí misma, una decisión de alto riesgo. El compromiso estratégico con el entorno implica abordar al menos cuatro frentes fundamentales:

a. Generación de Propuestas Técnicas y Consistentes

El conocimiento de los privados puede enriquecer el diseño de políticas públicas. No basta con plantear demandas: es necesario formular soluciones respaldadas por evidencia, análisis de impacto y buenas prácticas internacionales, demostrando que los beneficios trascienden al propio sector.

b. Transparencia y Compromiso con la Sociedad

La legitimidad empresarial se construye explicando no solo el qué, sino el por qué y el para qué de sus acciones. La disposición a colaborar con el sector público y la apertura para comunicar con claridad las contribuciones al desarrollo económico, social y ambiental son claves para contrarrestar percepciones de interés exclusivo.

c. Flexibilidad y Escucha Activa

Participar en la esfera pública no debe ser sinónimo de confrontación. La resiliencia empresarial también implica adaptabilidad, capacidad de incorporar visiones diversas y disposición a modificar posturas estratégicas cuando el contexto lo exige.

d. Resiliencia Estratégica

La resiliencia empresarial no se limita a resistir. Se trata de avanzar, aprender y evolucionar frente a la adversidad. Implica revisar narrativas, alinear cultura interna y posicionarse como un actor que contribuye, incluso en escenarios de tensión o conflicto.

V. Superar la Parálisis Estratégica

En entornos inciertos, la inacción puede ser interpretada como negligencia o desconexión. La experiencia chilena demuestra que el diálogo permanente es una herramienta de construcción institucional. Conocerla y tomarla como referencia, ofrece al empresariado ecuatoriano una oportunidad invaluable para posicionarse no como observador, sino como coautor del futuro del país.

La gestión del entorno público no es una opción. Es una responsabilidad estratégica que el empresariado no puede delegar ni postergar.

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