El feriado puede ser la excusa para ir de paseo al Santuario de El Quinche, cuya virgen fue bendecida por dos papas, Juan Pablo Segundo, y Francisco.
Es un sitio no muy lejos de Quito, a unos 46 kilómetros, con una temperatura agradable, que cada noviembre reúne a decenas de devotos de la Virgen de El Quinche.
Como curiosidad, los ecuatorianos llegan hasta este sitio a bendecir a sus autos una vez que los compran. También en el parqueadero de la iglesia se conserva el papa-movil que uso Juan Pablo Segundo en su visita a Ecuador.
La arquitecta Karen Adriana Proaño Viteri asegura en el sitio Patrimonio de Quito que allí en dicho sitio se refleja la relación perfecta entre la religión y la arquitectura.
A la entrada de la iglesia los fieles pueden comprar velas de todos los tamaños y colores y al finalizar el culto, tienen la oportunidad de poner la luz para iluminar a sus difuntos.
Según dicho sitio, el nombre de esa parroquia proviene de las voces quichuas Quin que significa “sol” y Chi que quiere decir “monte”, por tanto, significa Monte del Sol, y coincide en que fue uno de los principales centros ceremoniales de adoración al Sol, tanto por sus templos como por su posición privilegiada.
La historia
Según los relatos históricos, durante el siglo XVI, el escultor español Diego de Robles talló la imagen en madera de cedro y entrega a la comunidad de Oyacachi. Sin embargo, a inicios del siglo XVII, en 1604 la imagen fue trasladada de Oyacachi a la parroquia El Quinche, donde tomó el nombre de la Virgen de El Quinche.
Dos años después se construyó el primer Santuario para la Virgen de El Quinche. Los terremotos de 1859 y el de 1868 causaron graves destrozos en el antiguo Santuario de la Virgen de El Quinche, y a inicios del siglo XX se inició la construcción del que es hoy el santuario.