Por: Wilson Benavides, analista político
El péndulo político en Ecuador da un giro definitivo hacia la derecha con el aplastante triunfo de Daniel Noboa (ADN) sobre la candidata del correísmo Luisa González (RC), dejando en shock a decenas de analistas e importantes sectores de la opinión pública, quienes en la mañana del último domingo 13 de abril, baticinaban un resultado “apretado” e incluso un conteo “voto a voto”, no excento de posibles acciones de violencia.
Sin embargo, como en la vida, en la política, la lógica de los hechos siempre se impone a la de los conceptos derrumbando todos los pronósticos, dejando por el suelo los escenarios prospectivos que -con base a lecturas bastante superficiales de medios y redes sociales- daban por sentado algo que finalmente nunca sucedió.
Una distancia de más de un millón de votos entre Noboa y González no se vio venir ni en los más convencidos feligreses de ADN, menos aún en los ideólogos de la RC, quienes -como ya sucedió en 2021 y 2023- se auto felicitaban por un inminente regreso a Carondelet.
La realidad fue entonces cruel para los unos y floreciente para los otros que continuarán en el poder, mientras que los primeros deberán replantear el rumbo, las ideas e incluso -¿por qué no?- analizar la forma de deshacerse del lastre de los liderazgos “históricos”, que miran solo el árbol, pero perdieron de vista el bosque, luego de tres derrotas consecutivas en las urnas.
Algo ya no funciona desde hace rato en la RC mientras algo germina en ADN, que pese a los peores índices de inseguridad, apagones de más de 14 horas diarias, el derrame petrolero más grave de la historia en Esmeraldas, el incremento del IVA y los combustibles, y claros conflictos de intereses con empresas relacionadas a los sectores estratégicos, obtuvo el favor del pueblo en las urnas, mayoritariamente.
Así son los procesos históricos de las naciones, un proyecto se extingue y en su lugar surge otro que lo reemplaza. ¿Muere RC y la reemplaza ADN?, al parecer si, el pueblo optó por un radical y aparentemente definitivo cambio de rumbo, y no de ahora, sino desde hace dos procesos elecorales (2023 y 2021), donde la ineficiencia gubernamental y la indolencia de los mandatarios, han sido la tónica. Ineficiencia e indolencia, que para los electores no tiene la menor importancia, según lo reflejan los resultados en las urnas.
Lo paradójico es que esta nueva idea, el “Nuevo Ecuador”, se asienta en las mismas lógicas, prácticas y discursos, en los que -hace casi dos décadas- se cimentó Alianza PAIS, con su derrotero: “Volver a tener Patria”.
La opinión de Wilson Benavides