Por José Antonio Sánchez
Bajo la lluvia, con frío, a la intemperie, con bastones o en sillas de ruedas, así tuvieron que esperar este miércoles 7 de abril, paradójicamente el “DIA MUNDIAL DE LA SALUD”, decenas de abuelos/as, quienes no aparecieron por voluntad propia, sino convocados por el Estado para ser vacunados contra la Covid-19 en Quito.
Ya el proceso había comenzado mal con los vacunados VIP que se “saltaron la fila” aprovechándose de ciertos privilegios de sus cargos, profesiones o estrecha relación con los círculos de poder, pero las denuncias de la larga espera que tuvieron que padecer los adultos mayores no solo en Quito, sino en otras provincias, pusieron el dedo sobre la llaga otra vez.
Las quejas se suscitaron por la morosidad en el inicio de la vacunación y de la falta de atención, pese a que las citas para la inmunización habían sido agendadas con anterioridad, según los protocolos.
Entre los testimonios hubo quien señaló que los ancianitos tuvieron que esperar fuera de los Centros de Salud pese a que dentro había sitio para sentarse y resguardarse de las inclemencias del tiempo.
Pero aquí también no faltaron las palancas de quienes haciendo gala de su “viveza criolla” buscaron cómo saltarse la fila que hasta por más de 5 horas hicieron los abuelos, muchos de ellos acompañados por un familiar.
Ello generó duras críticas en redes al Gobierno y detonó como en otros casos con la salida del ministro de Salud, Mauro Falconí, apenas 19 días después de haber sido designado.
Falconí tuvo que elaborar el Plan de Vacunación contra la Covid-19 en apenas 24 horas ya que este no existía al momento de llegar al cargo, según sus propias declaraciones.
Posteriormente, el presidente Moreno declaró que dicho Plan de Vacunación solo existía en la cabeza del ministro saliente, Juan Carlos Zevallos. Un día después, en su programa De Frente con el Presidente, el Jefe de Estado elogió la labor de Zevallos ante esa cartera, sin embargo, dijo que su Plan de Vacunación diseñado no era el que él tenía concebido.
Pero este miércoles, todo se precipitó para Falconí, quien tras su renuncia comentó a La Posta que: “existieron influencias externas” que interfieren en el proceso de vacunación y que “las situaciones en los mandos medios no son las mejores desde hace muchos años atrás” y él quiso transparentar eso.
Un día de «miércoles»
El Colegio Luis Napoleón Dillon, de Quito, fue uno de los más mencionados entre los reportes ciudadanos en las redes por la ineficiencia en el proceso de vacunación.
Uno de los internautas que dieron cuenta de lo que estaba sucediendo, fue el periodista Jean Paul Bardellini, quien relató en un hilo un “Resumen de una pesadilla” en el colegio Central Técnico de Quito, donde debían ser vacunados 980 adultos mayores. Allí solo llegaron 2 lotes de 300 que duraron desde 11:30 hasta la 13:40.
Más tarde relató que: “Nadie de Salud sabía nada, policías, un asesor de CNT y dos de presidencia llegaron a las 14:30 a intentar organizar el caos. Finalmente, a las 17:23 llegan 180 vacunas más… Dos funcionarios de Salud que no se identificaron dijeron que el que quiere espera sino vengan mañana…”
Su historia personal terminó con este mensaje: “Al final, 18:39 Mi padre alcanzó a la penúltima vacuna del día. Mientras cientos de abuelitos se quedaron esperando, sin una explicación, ni una disculpa. Mi viejo, uno a uno agradeció al personal médico, a los policías y militares que, como nosotros, tuvieron un día de mierda. Adultos mayores a la intemperie, en la lluvia, aglomerados, expuestos al contagio que hemos tratado de evitar durante”.
Desde su cuenta, Bardellini compartió otras historias, como la de Vale C, quien relató: “Hoy mi papá de 80 años esperó por 4 horas en una silla de ruedas por su vacuna de #COVID19 en #Ecuador. Nadie daba información, se acabó el día y el nunca recibió su vacuna”.
También está la de María del Pilar V: “Suerte la nuestra que justo hoy le tocó el turno de vacunación a mi madre! Escribo este mensaje a las 21:00 horas y recién recibe su vacuna en el Colegio Dillon. Adultos mayores a la intemperie, en la lluvia, aglomerados, expuestos al contagio que hemos tratado de evitar durante un año! Cómo es posible tanta ineptitud? CÓMO ES POSIBLE TANTA DEGRADACIÓN DE LO PÚBLICO QUE NO PUEDEN HACER UNA COSA BIEN? Esto tiene que acabar, no podemos seguir en esta situación, no nos merecemos tanta desgracia infame!
El periodista Alfonso Espinosa de los Monteros fue de los afortunados este 7 de abril: “Hoy me vacuné, sin privilegios ni favoritismos”, dijo, pero relató el calvario para pasar a la vacuna luego de hacer casi tres cuadras de fila en el Colegio Dillon y una hora de cola para llegar a la puerta del local. Tras ingresar, siguió la espera y pudo recibir la vacuna luego de 5 horas. El problema, relató, era que las vacunas no llegaban. ¿Para qué nos citaron si las vacunas iban a tardar o por qué las vacunas no fueron más temprano a los centros de vacunación?, se preguntó.
¿Responsabilidad del Estado?
Los mensajes y los videos viralizados en las redes muestran el caos institucional que atraviesa el Gobierno y que se ha agravado con la pandemia.
Seis ministros han desfilado por el Ministerio de Salud durante la actual administración. De ellos, cuatro en plena pandemia.
Mientras tanto, un día después de lo sucedido en el Colegio Dillon, el Presidente de la República, junto al flamante ministro de Salud, Camilo Salinas, y al ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, supervisaron la inoculación de los miembros de las Fuerzas Armadas bajo toldos, cubiertos del sol y sin horas de espera.
Es responsabilidad del Estado garantizar un plan de inoculación digno a sus ciudadanos pero ello no ha ocurrido, sino que, a juzgar por lo que hemos visto y leído, quedan interrogantes en el tintero:
¿Lo sucedido con un presunto cambio de vacunas de Pfizer por AztraZeneca, fue un complot para bajarse al ministro Falconí, existen agendas para seguir privilegiando a cierto sector de la población, se quiere inocular a cierto sector con una u otra vacuna, o la ineficiencia mostrada por el Estado ratifica que la pandemia por Covid-19 no solo acabó con la vida de miles de personas en Ecuador sino también la credibilidad y la eficiencia de un Gobierno que se va?