Con frecuencia y ante cualquier eventualidad se hace común ver a funcionarios del gobierno recorrer poblados y comunidades para evidenciar la presencia del Estado en territorio. De no ser así, corren el riesgo de ser criticados por inacción. Las redes sociales son implacables con quienes se burlan o desatienden sus obligaciones con los mandantes.
Casi siempre llegan para brindar las primeras declaraciones y posar en las fotos de medios y departamentos de comunicación institucional. Pero luego de esto los trabajos pueden demorar semanas, meses y hasta años para ver su concreción.
La Amazonía
El 21 de junio del 2020 las intensas lluvias que afectaron la región amazónica, sumado al embalse causado por el material del volcán Sangay -que está en permanente actividad sísmica- provocaron que un tramo de la vía Puyo-Macas cediera, a la altura del puente sobre el río Upano. La fuerza del agua socavó la vía y muchos tuvieron miedo que la base del puente quede comprometida.
Hasta ese lugar llegó el ministro de Transportes y Obras Públicas (MTOP), Gabriel Martínez, para hacer el característico recorrido. Ese día se ofreció obras de remediación, con el fin de enfrentar el daño que dejó el desbordamiento del río.
El Ministerio de Transportes y Obras Públicas prometió además traer de la provincia de Chimborazo dos puentes Bailey de 36 metros de largo para instalarlos. Finalmente, llevaron los puentes a otro lugar. Luego se ofreció una obra civil que consistía en la construcción de tres ductos rejillas, para permitir que el agua del río Upano pase de un lado a otro, pero hasta la fecha, casi cinco meses después, se ve el inicio de la obra.
Metros más allá se encuentra el río Copueno, sobre el cual hay una historia todavía más antigua. Hace años se ofreció realizar un estudio para construir un muro de contención que evite el colapso de su puente, que ya el 23 de octubre del 2008 colapsó y permaneció años sin ser reparado.
Hoy en el sector afectado sobre el río Upano solo hay toneladas de piedra y arena, puestas en el lugar por habitantes de Macas luego de hacer una minga.
De vez en cuando se ve a un joven padre, con pala en mano junto a su hijo de 10 años, echando tierra, intentando nivelar los huecos por unas monedas.
Del gobierno no existe más que ofrecimientos, cinta plástica de seguridad, que el viento se la lleva cada vez y dos o tres vallas anunciando el peligro al que ya casi nadie hace caso.
Estos son solo un par de ejemplos de cientos que se pueden contar a lo largo y ancho del país, que evidencian cómo se atienden las necesidades en comunidades alejadas, las que en ocasiones no tienen mayor peso político y que hace que todos los días cobre mayor vigencia aquella frase popular que dice “Yo te ofrezco, busca quien te dé”.