En lo que va del año, más de 9.000 personas, que intentaban cruzar la selva del Darién hacia Norteamérica, han sido devueltas a Colombia. La Procuraduría del país alertó sobre la gravedad de la situación en esta frontera por el fenómeno de “migración inversa” y pidió acciones inmediatas a las autoridades.
El organismo slos migrantes, que no lograron llegar a Estados Unidos, enfrentan condiciones extremas en su regreso. El procurador colombiano, Néstor Osuna, afirmó: “No podemos aceptar esta violación flagrante de derechos humanos. Estas personas, quizás por error, eligieron el Darién y ahora están atrapadas en una trampa mortal”.
La ruta del Darién, un paso peligroso y desprotegido
El Tapón del Darién, una frontera natural entre Colombia y Panamá, se convierte en un paso frecuente, para quienes migran de forma irregular en América. Solo en 2024, más de 400.000 migrantes, en su mayoría venezolanos, cruzaron esta área, con al menos 174 muertes reportadas, la cifra más alta hasta ahora, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Un equipo de la Delegada para los Derechos Humanos visitó la zona y constató que la situación humanitaria es alarmante. Los migrantes, que provienen de países como Venezuela, India, Afganistán, Colombia y Ecuador, llegan con problemas de salud, alimentación y salud mental. Muchos permanecen en alojamientos ilegales, sin atención adecuada del Estado, denunció Osuna. Además, advirtió sobre redes criminales que aprovechan la ruta para lucrarse.
El informe también destacó los peligros que enfrentan los migrantes en tránsito, como fraudes, discriminación, detenciones arbitrarias y hostigamiento por parte de grupos armados que controlan la zona. “Llamamos a las autoridades a brindar ayuda humanitaria y garantizar que estas personas puedan volver a sus países o iniciar una nueva vida”, agregó el procurador.
Por otro lado, la Defensoría del Pueblo colombiana advirtió sobre las rutas de “migración inversa” desde localidades del Chocó en el Pacífico, como Juradó y Bahía Solano, hacia el puerto de Buenaventura. También resaltó los riesgos que enfrentan en zonas controladas por el Clan del Golfo y el ELN, grupos armados que operan en esas regiones.
El mes pasado, Panamá cerró su principal estación migratoria en Darién, tras una notable disminución en el flujo de migrantes hacia Norteamérica, resultado de las nuevas restricciones impuestas por Estados Unidos.