Por: María Eugenia Molina. Doctora Ph.D. en Comunicación. Consultora, académica
Más del 90% de la comunicación humana es no verbal, es decir, los gestos, la postura corporal, el tono, timbre, cadencia de la voz, utilización de los espacios, la mirada, la sonrisa, la vestimenta, los accesorios comunican, si este tipo de comunicación es tan importante en circunstancias cotidianas, mucho más en un momento político decisivo como es un debate presidencial donde el objetivo es lograr captar la atención de los ciudadanos y que esto se traduzca en votos a favor de una u otra opción, por ello es clave que los presidenciables puedan llegar a los votantes tanto con su discurso verbal cuanto con su comunicación no verbal.
Aunque es hasta cierto punto normal sentir inquietud, pues las emociones son parte de las respuestas humanas en momentos de tensión como un debate, también hay detalles que pueden delatar a los candidatos sobre qué tan nerviosos están o si hay indicios de discursos falsos, pues, aunque no lo quieran, hay gestos que les pueden delatar y que son una campanilla de llamado de atención para los votantes.
Por ejemplo, si un candidato entrelaza sus dedos, cruza sus brazos, es una manera de mostrar pasividad o de marcar una barrera entre él y sus interlocutores; pero si con frecuencia se acomoda la corbata, el reloj, el anillo, se frota las manos, o mete la mano al bolsillo o si habla sin gesticular, podemos entender que están utilizando gestos llamados adaptadores o satisfactores que son propios de momentos de nerviosismo, el mismo que puede generarse porque no está seguro de la respuesta que va a dar o porque hay una respuesta falsa.
Otro indicativo de falsedad es, por ejemplo, cuando hay contradicción entre el discurso oral y los movimientos corporales, aunque en el discurso esté diciendo que sí, mueva la cabeza mostrando una respuesta contraria. La mirada es clave, si un candidato no sostiene la mirada o la sostiene demasiado, su comunicación no verbal indica que su respuesta puede ser falsa, igual pasa con la sonrisa que podemos notar que no es genuina cuando es extremadamente corta y más si le tiemblan los labios, es importante anotar que, en un evento como este, no se trata de ir a reír abiertamente, pues no corresponde, pero sí de mostrarse afable ante quienes los ven.
Los electores consideran que es mejor votar por un/una candidato/a tranquilo que por uno que se muestre nervioso, sobre todo en momentos en los que la situación del país está convulsionada por muchos eventos, alguien con actitud firme pero calmada es mejor que quien muestra demasiada irritabilidad.
En comunicación no verbal hay ciertas pautas de comportamiento kinésico (movimientos corporales) que delatan a quien hace una aseveración que puede ser falsa, ¿cómo reconocerla? Mientras habla, también eleva sus hombros o desvía la mirada, esos movimientos tienen que ver con dudas o inseguridad acerca de lo que está diciendo.
Algo que los políticos deben evitar, no solo en un debate, sino en todo momento durante la campaña es hacer muecas, gestos de asco o de desagrado a pesar de que estén en total desacuerdo con lo que dice su contrincante político, no deben olvidar que alguien que está buscando la Primera Magistratura del país tiene que mantener la compostura aún en los escenarios más complejos y adversos.
Un debate es un momento ideal para poder demostrar conocimientos, experiencia, pasión por lo que se pretende hacer y dejar esa impresión en los espectadores, pero no es momento para perder la compostura, recordemos que todo exceso es perjudicial y en circunstancias como una discusión de ese nivel es mejor no sobreactuar. Pero, tan importante como es ello, lo es mostrar congruencia en el discurso, pues si no, hay una alta posibilidad de que lo no verbal le juegue una mala pasada, por ejemplo, ante mucho nerviosismo puede darse una hiperventilación y ningún candidato quiere quedar en la recordación de la gente por su exceso de sudoración o por sus movimientos bruscos, una vez más hay que tener en cuenta que lo no verbal es más del 90% de la comunicación humana.
Cuando un candidato miente, oculta las manos o las tiene rígidas, en ese mismo sentido, cuando se enumera es preferible que eviten empezar con el dedo pulgar, pues es un indicador de que se están dando datos falsos, es más, señalar con el pulgar proyecta desdén, incluso desprecio, pero apuntar directamente con el índice con demasiada fuerza o frecuencia muestra agresividad, es mejor señalar con la mano abierta y la palma hacia arriba.
Finalmente, no hay nada tan infalible al momento de dirigirse al público como la preparación, la buena vibra y la intención de servir genuinamente, ello será captado por los públicos quienes sabrán interpretar los gestos y movimientos de los candidatos tanto o más que su discurso.
La opinión de María Eugenia Molina