Autor: Pablo Araujo Ph.D. en Biotecnología, Ingeniero químico y profesor universitario
Son los sucesores mejorados de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Nacen en 2012 en la Conferencia de las Naciones Unidas celebrada en Río de Janeiro. Son 17 y están interrelacionados. Lo que implica que el éxito de uno afecta el de los otros, nos comprometen a poner fin de manera permanente a la pobreza, son ambiciosos ya que no dejan a nadie atrás y nos invitan a crear un planeta sostenible, seguro y próspero. Sí, en efecto, me estoy refiriendo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En la web de Naciones Unidas puedes leer y cito textualmente: “… El Ecuador ratificó su compromiso con los ODS y declaró la Agenda 2030 como política pública del Gobierno Nacional. La Asamblea Nacional, por su parte, adoptó una resolución en la que se compromete con la implementación de los ODS y los coloca como un referente obligatorio para su trabajo. A nivel local, varios gobiernos autónomos descentralizados han articulado su planificación para el cumplimiento de la agenda global. También el sector privado, la sociedad civil y la academia se han sumado a este compromiso nacional, bajo la premisa de caminar juntos hacia objetivos comunes para asegurar la igualdad de oportunidades y una vida digna para todas las personas …”
Uno de los aportes de la academia está en la Ingeniería Química, profesión que nace en el mundo en 1888 en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). En el Ecuador aparece a mediados del siglo anterior. Primero en 1947 en la Escuela Politécnica Nacional, seguido de la Universidad Central del Ecuador el 8 de marzo de 1949.
La ingeniería química es una rama de la ingeniería que se encarga del estudiar, evaluar, construir, operar, optimizar y simular procesos ambiental y económicamente sustentables. Dichos procesos, por ejemplo, nos ayudan a gestionar nuestros frágiles recursos naturales y así buscamos responder a la amenaza del cambio climático. El carácter multidisciplinario de la ingeniería química trabajando en conjunto con las demás profesiones es la base del desarrollo económico y progreso social de varios países.
En el siglo XXI no se puede entender una profesión que trabaje aislada de otras. Así como, es imposible concebir una sociedad que no aporte desde sus diferentes actores, siguiendo el formato “todos a una”, para alcanzar los ODS declarados en la agenda 2030.
Ahora que debemos decidir por un candidato en la segunda vuelta electoral, sentémonos de forma crítica a revisar en detalle los planes de gobierno que nos presentan. Dejemos, de una vez por todas, las fobias pasadas y desde nuestra visión decidamos qué plan de gobierno busca alcanzar con programas reales los ODS.
Imaginemos un futuro próspero de nuestra nación, con planes de gobierno sostenibles en el tiempo que vayan mas allá de los gobernantes de turno, que conjuguen de forma positiva el capital humano que tenemos, asegurando con ello un país inclusivo, equitativo y justo que asegure una vida digna para nuestros hijos.