Por Fabricio Vela
¡Llegó a su fin! Muchos consideran que el período legislativo 2017 – 2021 es el peor de la historia. 4 años marcados por la ruptura política, destitución de autoridades legislativas y asambleístas, juicios políticos a conveniencia, denuncias de corrupción, ausencia de acuerdos, etc.
Entremos en materia: en el papel, todo apuntaba a que Alianza PAIS mantendría el control, tras los 4 años precedentes, donde tuvo 100 de 137 asambleístas. El 14 de mayo de 2017, el otrora movimiento dominante alcanzó 74, 26 menos que en 2013, pero suficientes para garantizar el control administrativo y político del parlamento, y, en teoría, garantizar la gobernabilidad del naciente gobierno de Lenín Moreno.
El objetivo inicial se logró: José Serrano fue elegido presidente; Viviana Bonilla, primera vicepresidenta; y Carlos Bergman, segundo vicepresidente, además de distribuir el Consejo de Administración Legislativa (CAL) y las Comisiones legislativas, bajo un claro predominio de AP. Pero al cabo de pocos meses, todo se rompió tras la ruptura pública de Moreno con el expresidente Rafael Correa, lo que terminó por partir al hasta ese momento bloque oficialista, que se dividió entre “correístas” y “morenistas”.
Este episodio fue decisivo en el desarrollo en los eventos posteriores, porque de pronto ningún sector político contaba con mayoría por sí solo para dominar la Asamblea.
De hecho, para el 14 de mayo de 2019, Alianza PAIS, CREO y las bancadas independientes del BIN y BADI anunciaron pomposamente un acuerdo legislativo que le llamaron “de gobernabilidad”, y que incluía una serie de temas legislativos que se quedaron en el papel, pues dicho entendimiento solo sirvió para elegir a César Litardo como presidente de la Asamblea; César Solórzano, primer vicepresidente; Patricio Donoso, segundo vicepresidente; distribuir el CAL y renovar las Comisiones Legislativas, minimizando el papel protagónico que, durante los dos primeros años, tuvieron las caras más visibles del correísmo.
Pero ni esto funcionó con claridad, pues hubo disputas internas en al menos tres comisiones, en las que sus integrantes se negaron a aceptar los acuerdos macro para elegir autoridades. Pasó en las mesas de Gobiernos Autónomos, Derechos de los Trabajadores y Educación.
Y la crisis política fue una constante de estos 4 años en el Palacio Legislativo: José Serrano fue destituido como presidente de la Asamblea, aunque no perdió su curul; Elizabeth Cabezas, su reemplazo vio hipotecadas sus posibilidades de reelección como presidenta del Parlamento en 2019, tras la difusión del audio de una polémica conversación con la entonces Ministra de Gobierno, María Paula Romo, en la que se referían en términos peyorativos a los asambleístas del Partido Social Cristiano; seis legisladores fueron destituidos por sus compañeros: Norma Vallejo, Ana Galarza, Sofía Espín, Daniel Mendoza, Eliseo Azuero y Fabricio Villamar; cerca de una veintena de asambleístas fue denunciada por supuestamente cobrar “diezmos” a su personal; otro grupo de legisladores, señalado por presuntamente haber recibido prebendas del gobierno para manejar cargos públicos en sus provincias, en lo que se llamó popularmente como “el reparto de los hospitales”.
Más ejemplos: El manejo discrecional de la fiscalización, con juicios políticos express, como el de 4 de los 7 consejeros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), versus el de la Ministra de Gobierno, María Paula Romo, que permaneció congelado durante 9 meses, o los cinco pedidos de interpelación contra el exministro de Economía y Finanzas, Richard Martínez, que se quedaron guardados en el escritorio de la Presidencia de la Asamblea.
En cuanto a la producción de leyes, el Observatorio Legislativo, una organización no gubernamental que analiza el trabajo de la Asamblea Nacional, reveló que en estos 4 años fueron aprobadas 76 leyes, una más que en el período 2013 – 2017, y que se presentaron 952 proyectos de ley, de los cuales el 70% no superan los 10 artículos y se refieren a reformas sobre leyes vigentes, cifra que refleja que los legisladores pusieron la cantidad por encima de la calidad.
Así termina esta Asamblea… Algunos la recordarán como la Asamblea del “reparto”; otros, como la Asamblea de los “diezmos”; yo me pregunto, ¿Es la peor Asamblea de la Historia?