Autora: María Eugenia Molina, PhD © en Comunicación Social
Cuando mencionamos el término “fake news” hacemos alusión a noticias falsas, las cuales cobraron un alto grado de importancia en los últimos años, sobre todo, dentro de los medios sociales digitales; la cantidad, cada vez más extensa, de información engañosa que circula en redes, se agrava debido a que el número de personas que se informan por Facebook y Twitter, sobre todo, crece considerablemente.
Uno de los problemas de estas redes es que, no siendo productoras, per se, de contenidos, permiten que sean los internautas quienes los vayan creando, con lo cual, dan espacios de verosimilitud a contenidos falsos o errados, de los que las personas se hacen eco, en parte porque elementos como, la ausencia de confianza en las instituciones y sus líderes, la incertidumbre en cuanto a la realidad subyacente y a lo que nos depara como sociedad en el futuro, en medio de una crisis de alta intensidad como el coronavirus, se convierte en el caldo de cultivo para el incremento de este tipo de noticias; pues, en estas situaciones circulan mucho más los rumores, frente a la avidez de información, por parte de las audiencias.
Hay un tema que es importante que sepamos diferenciar, con referencia a lo que son las fake news, versus las operaciones de desinformación, tal como lo manifiesta Martín Becerra, Doctor en Ciencias de la Comunicación y docente universitario e investigador, las primeras se tratan, en principio, de un contenido falso o errado sin que haya certeza sobre la intención de su productor/a, quien, tal vez, pudo haberse equivocado, o su fuente puede no ser buena. La desinformación, en cambio, alude a una mentira deliberada con el objeto de provocar daño, hacer difusión masiva de información falsa que es distribuida, a sabiendas de su falsedad y donde se incluyen algunos datos parcialmente verídicos o verosímiles.
En cuanto a los usos, estas noticias falsas logran su cometido, en la inmediatez con la que llegan por los canales digitales, en su rápida masificación, así como en lo corta que puede ser su permanencia; esto mismo, impide que los lectores analicen la información, y muchas veces, ni siquiera se den tiempo para hacer scroll, es decir, desplazar la pantalla, y se conforman con leer el titular y las primeras líneas de la nota o mirar la foto, ello se vuelve “la mejor manera” de caer en el juego de las noticias falsas, más aún si compartimos esa información, sin antes verificarla.
El académico argentino Leonardo Murolo, afirma que se pueden tipificar, al menos, tres grupos de notas falsas que buscan dejar huella en los imaginarios sociales, ellos son:
- Títulos falsos que luego se desmienten o atenúan en el cuerpo de la nota, estos enlaces pueden provenir de medios reconocidos y tradicionales que apelan, generalmente, al uso del condicional en sus enunciaciones (a no ser…, a condición de que…, siempre que…, etc.), paréntesis de la autora.
- Títulos falsos con notas falsas, se trata, en general, de sitios dedicados a fake news que son desarrollados dentro de los cánones de los géneros periodísticos, pero con información errónea.
- Títulos falsos con noticias inexistentes, sitios dedicados a fake news solamente en titulares y con páginas vacías. Estos apelan a que los usuarios scrolleen y no abran los enlaces.
Luisa Valenzuela, ganadora en 2019 del Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en Idioma Español, refiriéndose a las fake news dijo: “Somos víctimas de una guerra que no se entabla con armas, sino con noticias engañosas”.
Por ello, si tiene dudas respecto a la veracidad de la información, absténgase de compartir, es la mejor manera de evitar hacer el juego a una noticia falsa y propagarla, hacer un simple ejercicio de verificación es clave para prevenir el incremento exponencial de este tipo de notas.
La Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas, IFLA, con sede en Holanda, da algunas pautas a los internautas para determinar si una noticia es falsa, si las tenemos en cuenta, podemos ayudar a impedir su masificación y, por tanto, el daño que ellas pueden causar.