El pontificado de León XIV inició este domingo con una misa en la plaza de San Pedro del Vaticano en la que recibió los símbolos del poder pontificio y que congregó a una amplia representación del poder mundial.

La misa de inicio de pontificado comenzó a las 10:00, hora local, pero el rito empezó a fraguarse minutos antes, con el nuevo papa rezando ante el sepulcro de San Pedro, en las profundidades del templo, junto a los patriarcas orientales.
Tras este momento de oración e introspección, León XIV y los cardenales salieron de la basílica en procesión hasta la plaza, mientras entonaban el cántico gregoriano de las ‘Laudes Rigiae’.
El palio y el Anillo del Pescador
El momento más importante de la misa fue cuando impusieron al papa el palio y el Anillo del Pescador, los símbolos de su poder que marcan el inicio de su magisterio.
Lo primero fue una cinta o estola blanca de lana que se puso en sus hombros para indicar su autoridad como pastor que lleva a su rebaño en su espalda; el Anillo representará su vínculo con Pedro, fundador de la iglesia, y lo llevará en su mano hasta su muerte.
Luego doce personas, en recuerdo de los apóstoles, encarnaron el rito de la obediencia al nuevo papa y, acto seguido pronunciaron su homilía.
Esta ceremonia, de gran solemnidad, dejó otras imágenes para la posteridad, como el primer recorrido en ‘papamóvil’ del nuevo pontífice entre los miles de fieles que abarrotaron el lugar.
Más de 150.000 fieles participaron de la histórica Celebración Eucarística de inicio del Ministerio Petrino del Obispo de Roma. Además, contó con la presencia de más de 150 delegaciones internacionales.
León XIV plantea una iglesia unida contra el odio y un sistema que «margina y explota»
El papa León XIV planteó este domingo la necesidad de una iglesia unida contra el odio del mundo moderno y un modelo económico que «margina» a los pobres y «explota» a la Tierra, durante la homilía de la misa de inicio de pontificado.
«Hermanos y hermanas, quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado», reclamó.
Ante más de 150 delegaciones de países de todo el mundo y de otras religiones, así como miles de fieles en la Plaza de San Pedro, planteó que la iglesia tienda la mano a un mundo marcado por los conflictos y la violencia.
«En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres», lamentó.
Y agregó: «Nosotros queremos ser, dentro de esta masa, una pequeña levadura de unidad, de comunión y de fraternidad. Nosotros queremos decirle al mundo, con humildad y alegría: ¡miren a Cristo! ¡Acérquense a Él! ¡Acojan su Palabra que ilumina y consuela!».
En su homilía, llamó a la iglesia a superar sus divisiones y a tender puentes con las otras religiones y ramas del cristianismo, ejerciendo como un reducto de «comunión y fraternidad».
Su primer recorrido en papamóvil
El pontífice saludó a los fieles de pie en el vehículo que iba a una velocidad algo más rápida que en otras ocasiones, ya que el papa estadounidense debe regresar después a la basílica para comenzar el ritual de la ceremonia.

Las varias decenas de miles de fieles presentes con las banderas de sus países celebraron con entusiasmo el paso de León XIV, que no dejó de saludar sonriente, aunque no se detuvo en ningún momento para bendecir a bebes o recibir dones de los presentes.
León XIV recorrió, rodeado por más de 20 hombres de la gendarmería vaticana, los pasillos de la plaza y llegó hasta el final de adyacente via della Conciliazione, donde se congregaron los fieles que no consiguieron entrar en la plaza y que seguirán la ceremonia desde las pantallas gigantes que fueron instaladas estos días.

Fuentes: EFE, Vatican News, ACI Prensa